43)Kristin Harmel - Como Ligar Como Una Estrella De Cine
Con certeza, nada bueno ha surgido nunca de un ligue de una noche. Excepto que, con un ligue de ese tipo, tienes relaciones sexuales. Que es más de lo que yo podía decir. Habían pasado veintinueve días. Veintinueve días.
Lo que habría estado bien, si yo hubiera sido soltera. Pero tenía un novio. Uno con el que vivía y dormía. Eso hacía que los veintinueve días resultasen patéticos.
No ayudaba que el título «Diez razones para tener un ligue de una noche» apareciera a lo largo de la parte superior de la pantalla de mi ordenador. Miraba las palabras en blanco, preguntándome si estaban burlándose de mí. No concordaba necesariamente con el hecho de que hubiera diez o incluso cinco razones para que alguien pudiera considerar eso, pero ése no era el mayor de mis problemas.
Ya habría sido suficientemente malo estar leyendo un artículo raro, de esos que te pisotean la
autoestima, sobre salir y acostarse con un hombre al azar. Pero lo que resultaba peor es que era yo quien tenía que escribir ese artículo.
Además, según mi dilatada experiencia, no existía ninguna razón en el mundo para animar a alguien a hacer ese tipo de cosas. Siempre te levantas al día siguiente con resaca, ojeras y un extraño en tu cama que murmura algo así como: «Estuviste genial anoche, Candi, cariño», cuando tu nombre, por cierto, es Claire.
Debí de murmurar mis protestas de manera audible, porque Wendy, la asistente del editor de la revista Mod, me miró por encima de la separación de mi cubículo, enarcando una ceja. La primera vez que la vi, un año y medio antes, en mi primer día en Mod, me pareció sencillamente indescriptible. Luego me sonrió por primera vez y quedé casi enceguecida por una infinita exhibición de perlas blancas. No pude sino responderle con otra sonrisa. Si pones la sonrisa de Julia Roberts en la cara de una joven Kathy Bates, tendrás algo bastante parecido a Wendy, quien pronto se convirtió en mi más íntima amiga.
espero que te aya gustado y hasta luego¡¡¡
Con certeza, nada bueno ha surgido nunca de un ligue de una noche. Excepto que, con un ligue de ese tipo, tienes relaciones sexuales. Que es más de lo que yo podía decir. Habían pasado veintinueve días. Veintinueve días.
Lo que habría estado bien, si yo hubiera sido soltera. Pero tenía un novio. Uno con el que vivía y dormía. Eso hacía que los veintinueve días resultasen patéticos.
No ayudaba que el título «Diez razones para tener un ligue de una noche» apareciera a lo largo de la parte superior de la pantalla de mi ordenador. Miraba las palabras en blanco, preguntándome si estaban burlándose de mí. No concordaba necesariamente con el hecho de que hubiera diez o incluso cinco razones para que alguien pudiera considerar eso, pero ése no era el mayor de mis problemas.
Ya habría sido suficientemente malo estar leyendo un artículo raro, de esos que te pisotean la
autoestima, sobre salir y acostarse con un hombre al azar. Pero lo que resultaba peor es que era yo quien tenía que escribir ese artículo.
Además, según mi dilatada experiencia, no existía ninguna razón en el mundo para animar a alguien a hacer ese tipo de cosas. Siempre te levantas al día siguiente con resaca, ojeras y un extraño en tu cama que murmura algo así como: «Estuviste genial anoche, Candi, cariño», cuando tu nombre, por cierto, es Claire.
Debí de murmurar mis protestas de manera audible, porque Wendy, la asistente del editor de la revista Mod, me miró por encima de la separación de mi cubículo, enarcando una ceja. La primera vez que la vi, un año y medio antes, en mi primer día en Mod, me pareció sencillamente indescriptible. Luego me sonrió por primera vez y quedé casi enceguecida por una infinita exhibición de perlas blancas. No pude sino responderle con otra sonrisa. Si pones la sonrisa de Julia Roberts en la cara de una joven Kathy Bates, tendrás algo bastante parecido a Wendy, quien pronto se convirtió en mi más íntima amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ha sido exitoso